Puntos claves para una correcta ingesta de calostro en lechones

El consumo de calostro de la madre, lo más temprano posible después del nacimiento en cantidades suficientes es un factor esencial para la inmunidad del lechón, ya que a partir del mismo se realiza la transferencia de la memoria inmunológica que la madre fue adquiriendo a lo largo de su vida tras las distintas exposiciones a agentes patógenos, microorganismos del ambiente y vacunas.

Además del aporte inmunológico, el calostro brinda energía al lechón la cual favorece su vigor y disminución de la pérdida de temperatura en sus primeras horas de vida.

Dentro de las tecnologías desarrolladas para asegurar la ingesta de calostro, se encuentra el banco de calostro, el cual consiste en calostro congelado, obtenido del ordeñe de las mamas de las cerdas.

Para proceder a su utilización primero debe descongelarse a temperatura ambiente. Lo ideal es que alcance los 33° C y a través de jeringa se lo administra al lechón. El consumo diario por animal debe ser de 160 gr.

Hemos desarrollado líneas maternas con mayor número de pezones, alcanzando un promedio de 16 pezones por hembra, esto acompaña al mayor número de lechones nacidos vivos, lo que favorece el consumo de calostro por lechón en las primeras horas de vida al igual que el consumo de leche durante la lactancia, lo cual se ve plasmado en el peso al destete.

Otro beneficio de tener cerdas con mayor número de pezones es la disminución del número de nodrizas en maternidad, teniendo un efecto indirecto favorable en el costo de producción por a una reducción de horas diarias destinadas a esta actividad por los operarios de maternidad debido a un menor movimiento/traslado de cerdas y lechones de un lugar hacia otro, así como también más destetados al pie de la cerda, disminuyendo la necesidad de crianza artificial.